lunes, 11 de junio de 2018

¡Viva la Virgen de la Sierra!

UNA ROMERÍA DIFERENTE

Este año hemos tenido el placer de disfrutar de la tan esperada Romería de una manera totalmente diferente.
No soy capaz de recordar cómo eran las romerías y mi infancia, aunque sí tengo vagos recuerdos...como que nos juntábamos en familia, que seguíamos a la Virgen cantando y gritando VIVA a su paso. Pero poco más...nunca tuve la oportunidad de vivir los entresijos que antecedían al gran día. ¡Desde entonces ha cambiado todo tanto! Temporalmente dejamos de ir, los abuelos ya eran mayores y era todo más complicado. Pero cuando empecé a salir con quien actualmente es mi marido, retomamos la tradición, primero como familia, después con nuestra princesita y, años después, con el rey de mi alma.
Mi tesorito, desde bien pequeño nos ha ayudado a seguir con la tradición, sin saltarnos ninguna. Incluso tras haber estado yo enferma y en peligro, aunque no pudimos hacer el camino, pero sí que fuimos a verla para agradecerle cada nuevo día.
Por circunstancias del destino, este año tenía una promesa que cumplir, lo que me llevó a vivir la romería de otra manera...Desde el principio...
He podido participar en todos esos preparativos que hacen realidad que la Romería pueda llevarse acabo.
Montar los Arcos, ese punto clave para la llegada de nuestra madre después de un fabuloso día de convivencia.
Realmente fue un gran día, descubrí la gran labor de quien diseñó y participa cada año en su montaje. Todo calculado al milímetro, todos arrimando al hombro, un equipo que cada año viven al límite para hacer que cada año sea mejor que el anterior.
Fue divertido ver como, poquito a poquito, y con muchas manos moviéndose al son de la ilusión, los adorados arcos tomaban forma, y tras unas horas de montaje, y con algún que otro problemilla técnico, los arcos eran elevados hasta el cielo de la calle Nápoles, por donde días después pasaría nuestra madre al son de sus coplas.

 



Llega el día de alumbrar los arcos, anochece y de repente un destellos de luces ilumina ese arco que días atrás habíamos colocado allí para deleite de todos. Fue un momento emotivo, al verlo allí, tan brillante pensé en cómo me sentiría unos días después al pasar por debajo al son de las coplas de la Virgen de la Sierra y protegida bajo su manto mientras la cargaba. 


El correfoc...nunca lo había visto previo a la Romería, recuerdo la banda, las mojoretes...pero esto no, iba con mucho miedo porque los fuegos artificiales me aterran, pero fue divertido, bailamos al son de bombos y tambores y disfrutábamos del momento, un momento que nos recordaba que en breve llegaría el gran día.

El trono, parte igual de importante en estos días, igualmente diseñado con mimo y calculado al milímetro. Qué sensación, qué emoción tocar con mis manos cada una de las piezas que forman parte de todo este plan, parte de lo que cargaré el domingo para cumplir mi promesa y tener muy cerquita a María Santísima de la Sierra. Y compartiendo risas y lágrimas con gente entregada de verdad.

 

Pero estaba incompleto, faltaban esas flores que la hacen lucir más hermosa si cabe, y que desprenden un aroma peculiar...aroma a Romería.
Y después a comer corriendo y a ponernos guapos, porque llega la ofrenda floral y el pregón. Sólo un par de veces lo había vivido, cuando mi niña formaba parte de la Agrupación Musical, nunca antes había vivido un pregón, ni una ofrenda floral. Pero he de reconocer que, a pesar de emocionarme y llorar ante tanta entrega y tanto fervor, este año fue cuando más, el 40 aniversario, la romería número 40, que se dice pronto, y contada tal y como la veía un niño. ese niño que ahora dirige todo aquello por lo que luchó para que no se perdiera. Y con un gran regalo, el Coro llegado desde Cabra nos amenizó la velada con unas coplas a cual más hermosa.




Y llegó el día. Llegó la hora. Los nervios me abordaban, el miedo a no poder cumplir mi promesa, a que el dolor fuera más valiente que mi fuerza de voluntad, y que no pudiera disfrutar del momento, de esa oportunidad que se me había dado para cargar a mi virgencita.
Mi mejor compañero estaba ahí, diciéndome que lo conseguiría, que lo haría genial, que estaba orgulloso de mí y que deseaba que llegara el momento de que él pudiera hacer lo mismo...él también la llevará algún día,  y entonces seré yo quien le diga a él que estoy orgullosa.




Llegó el momento de disfrutar, y de hacer disfrutar a todos los egabrenses de la belleza inigualable de María Santísima de la Sierra asomando tímidamente por el portón de la Iglesia Mayor de Santa Coloma.


Y la virgen salió a hombros de sus orgullosos costaleros, y a mis hombros, con miedo, principio, con ilusión después. La Agrupación Musical nos acompañaba, y yo me emocionaba al oír algunas de las marchas que en un tiempo atrás también tocaba mi hija.
Y miraba hacia arriba, contemplaba la belleza de una Virgen recientemente restaurada, que estrenaba ajuar...qué bonita y radiante estaba. Tan hermosa que al asomar por el portón la lluvia paró y nos dio tregua para seguir con nuestro gran día. La miraba, veía su perfecto perfil, mis lágrimas brotaban...tenía tantas cosas que decirle que las ideas se agolpaban y no sabía por cual empezar.

"A ver Mary, aclara tus ideas..."-Me decía a mí misma- "Primero agradecerle: Gracias mi Sierrita por cada nuevo día junto a mi gente, por nuestra salud, por mi trabajo...por todo lo que generosamente me das en la vida"
"No nos niegues tu favor Virgencita, vela por esa persona que pronto la operarán, porque todo vaya bien. Ayúdame a llevar con valentía las "cositas" de mi hijo, que le devuelva la alegría a mi hija. Cuida de mis padres y mi hermana que, aunque estemos pasando por un mal momento, no pasen pena, y no me falten...Tengo tantas cosas que decirte "Mae" que no sé si algo se me olvidará. Qué bonita te han puesto "Mae", estás radiante, la gente te canta, te adora, te llora...qué bonito es verlo desde aquí. Dame fuerzas para llegar hasta el final y mañana Dios dirá, pero no me dejes claudicar por el dolor...déjame seguir hasta el último segundo de tu tiempo en la calle, dame fuerzas "Mae", no dejes que el bicho pueda conmigo, hoy no...Por todo ello, y por todo lo que te están pidiendo mentalmente, ahí va la primera, la esperada levantá...Viva la Virgen de la Sierra!"

El abrupto camino, no se vive igual desde fuera que desde dentro, doloroso, muy doloroso, en la ida y en la vuelta. A la voz de la capataz y la contra-capataz vamos siguiendo el camino hasta llegar a nuestro destino, allí, en la montaña, igual que lo viven en Cabra, hoy acompañados de egabrenses que han hecho un viaje exprés para poder acompañarnos y alegrarnos el camino. 



Y en cada parada mis hijos venían a abrazarme fuerte para darme energía y valor. Sus besos y sus abrazos son mi mejor medicina, sin duda.

 Y llegamos a su Montaña en Sant Jeroni de la Murtra, donde le esperaba mucha gente, como siempre, para acompañarla en este gran día.
"Rezamos contigo, cantamos contigo, lloramos contigo..." y vuelvo a hacer memoria "no me he olvidado de darte las gracias verdad? Y te he pedido por M Jose, y por mi familia, y por mis hijos, y...¿Dios!! Qué egoísta soy, te pido más de lo que te doy...perdóname Mae, te pido me perdones".
Después de la misa nos vamos a comer y a descansar un poquito, mi niño dibuja en el cuaderno que le regalaron por su comunión...¿qué debía estar pintando? ¡Cómo no! A su virgencita, qué bonita le ha quedado, qué orgulloso se la enseñaba al alcalde y al coro de Cabra antes de regresar a casa. Y nerviosos porque llegue la hora de volver a cargarte, corremos a tu lado para contemplarte por última vez en este año bajo el resplandor de los rayos del sol.




El tiempo pasa volando y es hora de volver a casa, la primera levantá la hacen los niños, Álvaro está nervioso, dice que está deseando ser mayor para poder llevarla.



El cielo ha empezado a llorar, decimos que son sus lágrimas porque no tiene ganas de volver y quedarse allí solita, con lo a gustito que está con todos nosotros...ha llorado mucho, casi todo el camino...
Cuando llegamos al puente, las lágrimas del cielo cesan, el sol brilla, pienso que seguro que le está avisando de que ahora toca lo más emotivo del día: su paso por los Arcos, su gente cantando y llorando de emoción frente a ella al son de sus himnos. Y, mientras oscurece, caminamos sin darnos cuenta, ya no hay dolor, no hay cansancio, porque ya queda poquito, ya llegamos, la gente agolpada esperándonos, aplaudiendo. Pétalos que caen de los balcones, engalanados con banderas de Cabra, Andalucía y España. Imágenes de la Virgen cuelgan de los balcones más cercanos a  los Arcos, Cecilio ya se ha ocupado de que así sea ¡Qué bonita ha puesto la calle para recibir a nuestra Madre!

Y en la puerta de la sede, su presidente y la junta esperan ansiosos con el simpecao para recibir el saludo de la más grande. Las lágrimas brotan, miro hacia arriba, una enorme imagen de la Virgen cubre una parte de la fachada. ¡Qué bonita Mae! La miro y le doy gracias, gracias por todo, por darme fuerzas para llegar hasta su presencia, por escuchar mis plegarias durante todo el camino. Miro a la junta, lloran emocionados también, imagino qué estará pasando por sus mentes en estos momentos, además de ver que lo han conseguido un año más. Sí Rubén, te estás acordando de él, de ese hombre tan especial que aún sigue latente en vuestros corazones y en cada uno de los proyectos que os proponéis.

"Cuánto te quieren "Mae", mira como te aclaman, miran como se emociona todo el mundo al verte pasar..."
"Lo he conseguido Madre mía, lo he hecho...aún siendo consciente de que, posiblemente, mañana no me pueda ni mover, pero lo he hecho". Y lloro desconsolada, mi familia me abraza "¡Dónde está la avia?" Y mi madre aparece entre la gente, me abrazo a ella, piensa que lloro de dolor, pero no...lloro de emoción, de agradecimiento, de felicidad...

"Lo he hecho mamá, por nosotros, por mi niño, por M Jose...lo he conseguido"

Sí, ya se acaba, ya volvemos a casa, otra vez a esperar un año hasta la próxima vez. El cansancio, el dolor y la pena por tenerla que dejar nos invade a quienes hemos pasado el día haciendo el camino, pasando el día con ella.
Saludamos a la Agrupación Musical,a la Junta, a los miembros de nuestro ayuntamiento, a la Madrina y sus damas...Intentamos alargar el momento, no queremos soltarla, queremos seguir junto a ella, es tan gratificante hablarle en silencio...


Pero todo lo que empieza se acaba, y qué mejor final que unos fuegos artificiales tirados con muy buen gusto, los aplausos resuenan por las calles de la ciudad. Sólo queda acompañarla a su pequeño templo.

Hasta el año que viene, bajo su palio o junto a él, ahí estaremos, junto a ella, para darle gracias por todo los que nos conceda y, si toca, pedirle...
¡VIVA LA VIRGEN DE LA SIERRA!