viernes, 3 de febrero de 2012

Un año más...un año menos

Se acabó el 2011...para algunos es un gran alivio que por fin se acabe...para otros es como un mundo nuevo, la incertidumbre de qué nos deparará el nuevo año.
Anoche, a las 00:00, todos estábamos pendientes de las campanadas que nos obligaban a seguir la tradición de las uvas, que nos indicaban que se marchaba un año, y que nacía otro. Algunos en familia, otros entre compañeros de trabajo, otros quizá en soledad, pero todos esperábamos el final.
Y mientras nos comíamos las "uvas de la suerte"...qué pasaba por nuestras mentes?? Quizá pensábamos en la posibilidad de atragantarnos con una pepita, o en dónde iremos de farra después de tomar las uvas con la familia. Yo pensaba en lo afortunada que soy de tener un techo calentito donde poder sobrevivir cada día, de tener a mi familia, que son lo más importante en mi vida, me acordaba de los que ya no están y que llevamos siempre en nuestros corazones...Pensaba en la suerte que tengo por lo que no tengo, a pesar de lo que no tengo...hay quien tiene menos que yo...soy afortunada.
Qué le puedo pedir al año que llega?? Salud y mucha felicidad para mis niños, para mi marido, para mis padres, para mi familia...


San Blas

Casi 4 meses desde que decidiste partir a un mundo mejor...casi 4 meses de cambios, de esfuerzos por mantener vivo el legado que dejaste...
Casi 4 meses después, hoy he vuelto a entrar en ese templo en el que permanece latente tu esencia...todo es muy diferente...a pesar de los esfuerzos, tu esencia está, pero miro a mi alrededor y lo veo todo tan diferente que me abruma...
Llega el momento de la eucaristía...la primera eucaristía que presencio desde tu marcha...y me siento realmente débil, pero me propongo por tí y por los míos hacer el esfuerzo. La verdad que dejaste el listón muy alto, pero escogieron con mucho acierto a quien debía ocupar tu lugar...es sorprendente, lo hace muy bien...pero no eres tú, y el Padre Nuestro suena tan diferente...No he podido evitar llorar, porque rezando el Padre Nuestro en mi mente retumbaba la hermosa canción con la que compartíamos el momento más emotivo de cada eucaristía. Creo que el Padre Miguel se ha dado cuenta...y me ha sonreído...transmite mucha ternura. Seguro que tú que lo estás viendo desde tu bello trono estás contento...aunque supongo que también estarás enfadado conmigo por no seguir con la labor que tú proponías...pero es que no puedo, se me hace muy cuesta arriba...Espero que me sepas perdonar por ello...supongo que con el tiempo este nudito que me aprieta en el pecho cada vez que entro en la Parroquia (nuestro Templo como lo define el Padre Miguel) se irá aflojando...pero mientras tanto...no te enfades conmigo por no ir...poco a poco...
Las niñas también han notado tu ausencia más que nunca...
Ojalá esto fuera una carta en la que me pudiera despedir con un "Vuelve pronto...te echamos de menos"...pero lamentablemente no lo es, y me tengo que conformar con despedirme diciéndote que sigues presente en nuestros corazones, cada día, cada fiesta, cada acontecimiento importante.
Perdóname si te he decepcionado, por no ser tan fuerte como creías...la pena me supera.
Aún así, como todas esas tradiciones que tú nos has enseñado, he comprado mi pan para que me lo bendijeran por la festividad de San Blas...pan para compartir con mis seres queridos...y como tú decías al finalizar la eucaristía "Así sea".